Vivir entre los muertos: La realidad de algunas familias pobres

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“En Venezuela, ni los muertos pueden descansar en paz”

La expresión: “Descansa en paz” no es aplicable al Cementerio General del Sur, ubicado en Caracas. ¿La razón? Cientos de tumbas han sido profanadas y las que no, representan el hogar de familias que aún no tienen acceso a una vivienda digna.

El Cementerio General del Sur fue inaugurado en 1876 y llegó a ser un camposanto tan importante, que en 1982 se declaró como un monumento histórico nacional.

Hoy en día realmente no queda mucho que admirar de aquellos tiempos (y templos) memoriales. Grandes figuras como lo fue el General y ex presidente venezolano Joaquín Crespo, junto a su esposa hijos y otros descendientes directos, reposaban en este vanagloriado lote de “tierra santa”. Pero al momento de realizar este reportaje, tan solo quedan estructuras destruidas y sarcófagos rotos de lo que se llegó a considerar “las puertas del cielo”.

La profanación a estas tierras se viene dando desde hace décadas, debido a la intervención de grupos delictivos que se llevan lo que encuentran en las tumbas; desde objetos que pertenecieron al difunto, hasta los restos esqueletizados del mismo.

A lo que se le podría considerar más tumba que fosa, se suman las improvisadas viviendas que al sol de hoy; albergan a familias que en la mayoría de los casos, nacieron y se desarrollaron en ese mismo ambiente.

Tal es el caso de Winifer de 17 años, quien junto a Jackson de 19, están formando su familia entre los restos de miles de caraqueños.

“Prácticamente he vivido toda mi vida en el cementerio”, le dijo la joven a corresponsales de la AFP.

Muertos: Un negocio redondo

En 2016, diversas fuentes informaron que los restos del fallecido presidente venezolano Rómulo Gallegos, los cuales se encontraban sepultados en el Cementerio General del Sur; fueron profanados. Al parecer, los perpetradores de este delito son “paleros”, a quienes también se les conoce como “profesionales de la profanación”.

Los lugareños aseguran que estas personas se encargan de encontrar los “tesoros” de quienes pasaron a mejor vida (joyas, relojes, anillos, cadenas), así como de comercializar los huesos de los difuntos para rituales de brujería.

“Esos destrozos los causan los delincuentes que profanan las tumbas, especialmente las más antiguas, con la creencia de que esos difuntos fueron enterrados con cadenas de oro que les fueron entregadas en sus bautizos, con dientes del mismo material o cualquier otra joya que puedan vender”, expresó un trabajador del cementerio a El estímulo.

Otro empleado, le expresó al mismo portal de noticias que “estas personas atienden a sus clientes en este cementerio, leen el tabaco, hacen amarres, montan trabajos de brujería, para lo cual utilizan osamentas humanas. Las autoridades saben de estas prácticas, conocen a los responsables, pero no hacen nada, quizás por miedo a que le recuesten un muerto o le hagan un hechizo, uno no sabe”.

Lo cierto es que con la masiva profanación de tumbas, los bien elaborados mausoleos, así como las imágenes religiosas que fueron esculpidos para los mismos, hoy en día se ven reducidos a escombros.

Cuando los “paleros” abren alguna tumba, suelen dejar escombros, huesos y restos humanos aún en descomposición a su alrededor, lo cual se convirtió en otro negocio; la protección.

Justamente de eso vive Jackson, el cónyuge de Winifer; “sacan los muertos, roban hasta la cerámica [y] uno está aquí y esto está seguro (…) Uno le cuida las cosas, uno le cuida su tumba”, expresó.

De esto también vive Luis, de 41 años, quien asegura cuidar 37 tumbas ubicadas en el cementerio. “Todas mis tumbas las tengo marcadas. Uno le cuida su tumba, se la mantiene barrida, lavadita, limpiecita y los familiares los domingos se te presentan con dos o tres productos” o alimentos.

La vista del cementerio se ha vuelto famosa, al punto de que en YouTube se pueden encontrar videos de periodistas o personas curiosas impactadas por lo que se vive en el lugar.

Para quienes observen esta escena positiva, negativa, interesante, graciosa o incluso, saquen provecho de la situación; lo cierto es que esto tan solo es el reflejo de un país que está pasando por problemas estructurales en donde ni los muertos, “pueden descansar en paz”.

By Luis Alejandro R.